Mensajes subliminales


Definición:

Se denomina percepción subliminal a la captación de un estímulo que, por diversas circunstancias, como baja intensidad, falta de atención o breve duración del mismo, no alcanza la representación consciente y, sin embargo, determina la conducta de la persona al margen de su voluntad consciente.

El nombre de percepción subliminal, atendiendo al significado de la palabra, alude solamente a la captación de estímulos por debajo del umbral sensorial mínimo y, por extensión a los que se hallan encima del umbral absoluto superior”.

Todo mensaje que es transmitido en un nivel inferior a la percepción consciente es considerado subliminal, sea éste auditivo o visual.

Técnicas:

Podemos señalar tres tipos de estímulos subliminales:
1) Los visuales: palabras o dibujos camuflados en un anuncio publicitario, una película...
2) Los auditivos: mensajes de baja intensidad que se esconden tras algún tipo de música o sonido
3) Los visuales de corta duración (milésimas de segundo)

Una de las técnicas más utilizadas en la percepción subliminal es la de pasar de una forma rápida una serie de imágenes, una tras otra, con escaso margen para registrarlas en la mente. A veces a se aplica de forma tan rápida que apenas es posible captar conscientemente el mensaje.
Otra técnica es el uso de ciertos sonidos que pueden impactar en la mente y pueden estimular los recuerdos y hacer que se asocien ideas determinadas a esa música. Nuestras emociones pueden ser utilizadas para provocar un deseo de respuesta.

Eficacia:

La mayoría de las personas reacciona emocionalmente, sin usar la lógica o el pensamiento consciente para racionalizar un mensaje. Los mensajes que penetran directamente en el subconsciente poseen un efecto más fuerte que los que son presentados al consciente.
Pongamos al lector en la vía pública y lo paramos frente a un gran letrero en la vidriera de una tienda comercial que dice "compre". El lector puede usar el pensamiento racional y resistir aquella sugerencia. Sabemos que tal instrucción vino del "exterior", y que nosotros tenemos la opción de seguirla o no. En el caso de un mensaje subliminal, el comando penetra directamente en su subconsciente. En este caso, pensamos que el impulso de comprar, o de hacer lo que el mensaje ordena, viene de nuestro interior: lo queremos. Siempre somos más resistentes a las órdenes o instrucciones que nos llegan del exterior que a las que nacen en nuestro interior. A fin de cuentas, pensamos que el deseo de comprar es voluntario, no inducido.

Los mensajes subliminales actúan sobre el cerebro emocional de las personas y sus instintos básicos.
Los mensajes subliminales pueden manipular la mente de una persona sin que tenga consciencia de ello, convirtiéndola en un robot. En un principio, la sensación de que nadie podía evitar ser víctima de estos mensajes, dado que no era posible captarlos, generó un gran sentimiento de indefensión. No es de extrañar, pues, que se creara un profundo rechazo hacia todo lo subliminal y que se redactaran leyes para su prohibición.
Esto no evitó en lo más mínimo la utilización de mensajes subliminales. Muy al contrario, empezaron a emplearse cada vez más, sobre todo con fines publicitarios, alarmando grandemente a la sociedad.


En el Instituto Pro Conciencia se piensa que estos estímulos deben tener algún efecto sobre el comportamiento humano pues es ilógico pensar que los encargados de mercadear un producto estén pagando por una forma de publicidad que no funciona y basados en esa premisa, se puede establecer una posición equilibrada: los mensajes subliminales no determinan el comportamiento del consumidor... pero lo pueden influenciar. Cuánto puedan influenciar va a depender de cada uno de nosotros: a mayor conciencia menor posibilidad de manipulación.

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